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martes, 23 de enero de 2018

“GOBERNAR OBEDECIENDO AL PUEBLO”


Con la cara endurecida por el enojo, el presidente Morales anunció por el canal estatal BTV que –al igual que lo hiciera con los arts. 205 y 137 del Código del Sistema Penal cuya derogatoria solicitó al Legislativo y éste en tiempo record lo viabilizó– solicitará la abrogación de todo el Código del Sistema Penal que, de la misma manera damos por hecho que el Legislativo así lo hará.

Este anuncio sería extremadamente positivo si lo hiciera con cara amable y con la alegría de “gobernar obedeciendo al pueblo” que fue su consigna hace mucho tiempo. Una cara amable que podría reconciliarlo con la mayoría ciudadana de la cual lamentablemente se ha alejado por el cerco que alrededor suyo han hecho los amarrawatos, llunk’us, chupatetillas y toda esa legión cultora del vicio y corrupción en la que se ha convertido el evismo.

Por ello, resulta incomprensible que el presidente Morales atribuya el mérito de la movilización a la maltrecha derecha “vendepatria”, que sólo existe en el discurso presidencial y en los discursos oficialistas. La oposición política en Bolivia fue criminalizada y destruida.

En este contexto, la verdad es que la mayoría ciudadana ha decidido autoconvocarse y autorrepresentarse. Si el presidente Morales lo reconociera, sería un importante primer paso para reconciliarse con el verdadero pueblo, con la ciudadanía que al no tener representantes que expresen fielmente sus aspiraciones ha decidido ejercer sus derechos políticos directamente.

Resulta incomprensible también que atribuya el mérito de la abrogación, a una consulta que habría realizado a Conalcam, cuando todo el pueblo sabe que el presidente Morales viabilizará dicha abrogación porque la movilización ciudadana con su contundencia se la ha impuesto. Reconocer que está obedeciendo al pueblo no debería enojarlo ni avergonzarlo.

Es más, desde mi punto de vista, el presidente Morales a partir de la abrogación tiene la gran oportunidad de reconciliarse con la ciudadanía. Para ello, sólo tiene que depurar su entorno, liberarse de quienes, con su conducta delictuosa, corrupta, e incapaz, desprestigian al Gobierno y azuzan la violencia racial y social para enfrentarlo contra el pueblo.

En el plano político, para reconciliarse totalmente con el pueblo, dos medidas son imprescindibles. Primera, ratificar el juramento que a tiempo de posesionarse en la presidencia hiciera: cumplir y hacer cumplir la Constitución Política del Estado.  Y segunda, declarar que respetará la voluntad soberana del pueblo expresada el 21F. Para ello, tendría que viabilizar que se declare nulo de pleno derecho y de aplicación imposible el vergonzoso fallo del Tribunal Constitucional que autoriza la re-re-re-postulación vitalicia.

Alguno dirá “soñar no cuesta nada”, pero el paso que ha dado al abrogar el Código del Sistema Penal nos permite soñar que el presidente Morales todavía tiene un margen de liderazgo más allá del círculo autoritario y corrupto que en su nombre mal utiliza el poder del Estado.