NUESTRA UNIVERSIDAD "MAYOR DE SAN SIMON" 4 de mayo de 2015 a las 16:51 Se ha criticado que los docentes extraordinarios se hayan titularizado sin examen de competencia y que de ahora en adelante sean inamovibles, sin embargo, en apego a le ley debemos decir que lo que la Resolución de Consejo Universitario ha hecho simplemente es adecuarse a la Ley General del Trabajo. Afirmo esto porque la Ley General del Trabajo favorece a todos los trabajadores con el beneficio de la estabilidad laboral, y si la universidad está dentro de ese régimen y los catedráticos están en la categoría de trabajadores asalariados, entonces todos ellos son legalmente inamovibles sean ordinarios o extraordinarios. Solo se los puede despedir con proceso y sentencia condenatoria. En este sentido, si se quiere mantener la situación actual, entonces lo que debe hacerse es adecuar el reglamento a la Ley, quitando esas categorías de docentes ordinarios, extraordinarios, interinos, titulares, honoríficos, etc., que ante la ley no existen. En consecuencia, nadie necesita dar ningún examen para mantenerse en el cargo, porque la Ley le ampara desde que fue incorporado a la Universidad, no importando si fue por concurso de méritos, examen de competencia, suficiencia, invitación, nepotismo, compadrerío, amistad, pertenecer a alguna rosca, etc. Esa es la realidad. Ahora bien, si se quiere reformar, si por razones de calidad académica, se quiere que los docentes sean evaluados permanentemente, rindan exámenes para garantizar su permanencia en la Universidad, entonces, lo lógico sería sacar a los catedráticos de la Universidad de los alcances de la Ley General del Trabajo y optar por un Reglamento donde se puedan regir mediante el sistema de contratos de rendimiento, donde al final de cada gestión el docente es evaluado y si alcanza el puntaje de aprobación, continúa en el cargo, caso contrario se prescinda de sus servicios. En este nuevo sistema, los exámenes de oposición tendrían toda legitimidad y todo catedrático que quiera mantener su cátedra estaría obligado al mejoramiento permanente y a desarrollar actividades de investigación y producción de nuevo conocimiento, que es otro de los grandes objetivos de la Universidad. Entretanto, todo debate es distraccionista con respecto al problema de fondo.
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ResponderEliminar4 de mayo de 2015 a las 16:51
Se ha criticado que los docentes extraordinarios se hayan titularizado sin examen de competencia y que de ahora en adelante sean inamovibles, sin embargo, en apego a le ley debemos decir que lo que la Resolución de Consejo Universitario ha hecho simplemente es adecuarse a la Ley General del Trabajo.
Afirmo esto porque la Ley General del Trabajo favorece a todos los trabajadores con el beneficio de la estabilidad laboral, y si la universidad está dentro de ese régimen y los catedráticos están en la categoría de trabajadores asalariados, entonces todos ellos son legalmente inamovibles sean ordinarios o extraordinarios. Solo se los puede despedir con proceso y sentencia condenatoria.
En este sentido, si se quiere mantener la situación actual, entonces lo que debe hacerse es adecuar el reglamento a la Ley, quitando esas categorías de docentes ordinarios, extraordinarios, interinos, titulares, honoríficos, etc., que ante la ley no existen. En consecuencia, nadie necesita dar ningún examen para mantenerse en el cargo, porque la Ley le ampara desde que fue incorporado a la Universidad, no importando si fue por concurso de méritos, examen de competencia, suficiencia, invitación, nepotismo, compadrerío, amistad, pertenecer a alguna rosca, etc. Esa es la realidad.
Ahora bien, si se quiere reformar, si por razones de calidad académica, se quiere que los docentes sean evaluados permanentemente, rindan exámenes para garantizar su permanencia en la Universidad, entonces, lo lógico sería sacar a los catedráticos de la Universidad de los alcances de la Ley General del Trabajo y optar por un Reglamento donde se puedan regir mediante el sistema de contratos de rendimiento, donde al final de cada gestión el docente es evaluado y si alcanza el puntaje de aprobación, continúa en el cargo, caso contrario se prescinda de sus servicios. En este nuevo sistema, los exámenes de oposición tendrían toda legitimidad y todo catedrático que quiera mantener su cátedra estaría obligado al mejoramiento permanente y a desarrollar actividades de investigación y producción de nuevo conocimiento, que es otro de los grandes objetivos de la Universidad. Entretanto, todo debate es distraccionista con respecto al problema de fondo.