Corría el año 1972 y la dictadura militar del entonces coronel Hugo Banzer Suarez, oprimía al pueblo bajo el régimen del P.O.T.O. (Paz, Orden y Trabajo Obligado)[1].
Para
mantener a raya a los políticos opositores, dirigentes sindicales, activistas
de derechos humanos y otros “desobedientes”, Banzer había montado un aparato
represivo muy sofisticado dirigido por los rudos Ministros del Interior Cnel.
Andrés Selich primero y luego Cnel. Mario Adett Zamora, quienes administraron
la violencia con saña inusitada bajo el asesoramiento y participación directa
del criminal de guerra nazi Klaus Barbie, apodado el “carnicero de Lyon” por
sus hazañas represivas en la Alemania hitleriana de la segunda guerra mundial.[2]
Durante
el gobierno del general Juan José Torres a quién Banzer derrocó, el Partido
Demócrata Cristiano Revolucionario, componente mayoritario de lo que
posteriormente sería el MIR, era el partido dirigente de un poderoso movimiento
universitario que, desde la Asamblea Popular, había resistido el golpe
banzerista no solo políticamente, sino empuñando las armas formando parte del
ejército popular que había constituido la comisión de seguridad y defensa de la
Asamblea Popular. Fue por eso que la dictadura banzerista triunfante en agosto
de 1971, en venganza y como medida de seguridad política, asaltó las
universidades y las clausuró.
Como la
dictadura no podía cerrar las universidades de por vida, aunque hubiera sido su
deseo hacerlo, tuvo que dar paso a su reapertura. Para ello tomó las
precauciones del caso. Así, en el plano académico el 2 de junio de 1972, mediante el Decreto 10298/1972, promulgó la “Ley
Fundamental de la Universidad Boliviana”, exhibiendo a plenitud el carácter
autoritario del régimen y marcando el inicio de una etapa distinta en la vida de las universidades
públicas del país. Luego, el régimen anunció la reapertura de las actividades
académicas; así el 17 de agosto de 1972 la Universidad de San Francisco Xavier
de Chuquisaca, la UMSS de Cochabamba, la UAGRM de Santa Cruz, la UAJMS de
Tarija y la Universidad Técnica del Beni reabrieron sus puertas; el 24 de
agosto lo hizo la UTO de Oruro y, finalmente, la UMSA de La Paz el 2 de octubre.
En el
plano político la dictadura tomó sus previsiones para inhibir cualquier
actividad política en lo que llamó la “nueva universidad”. Con este fin
concentró su vigilancia particularmente en el naciente MIR, puesto que los
dirigentes del PDCR ―pilar constitutivo del MIR― tenían a su cargo casi la
totalidad de las direcciones estudiantiles en las universidades del país. La
aplicación de esta estrategia explica la escalada represiva. El 6 de
septiembre, es apresado Alfonso Camacho; en diciembre, Marcel Ramírez y Ricardo
Navarro, y finalmente en enero de 1973, Oscar Eid Franco, todos dirigentes de
primer nivel del movimiento universitario y del MIR.
Alfonso
Camacho Peña, uno de los fundadores del Movimiento de la Izquierda
Revolucionaria MIR, detenido por el DOP en Oruro el 6 de septiembre de 1972,
alrededor de las 11:00 de la mañana, luego de ser “fichado”, fue trasladado en
un bus con destino a las dependencias centrales del DOP en La Paz. Al tanto de
esto, su amigo, Carlos Montaño Ostria estaba esperándolo en la terminal de
buses y le entregó una bolsa de dormir, que resultó de gran ayuda durante el
tiempo de su cautiverio. Camacho fue sometido a tres interrogatorios,
orientados a obtener información para ubicar a Antonio Araníbar, Jorge Ríos,
Oscar Eid y otros sospechosos de ser parte de la dirección del MIR. En todos
los interrogatorios expresó repetidamente que no tenía nada que ver con el MIR,
que él era militante del PDC y que se había separado de las personas que
fundaron el MIR. No fue sometido a tortura ni maltrato, en contraste a la norma
común de ese tiempo.
La
madrugada del 20 de septiembre fue trasladado al campo de presos políticos
ubicado en la Isla Coati del Lago Titikaka. Allá estaban Mario Salinas Jaldín y
Dionisio Huayñapaco del MIR. En Coati los presos políticos habían formado el
Estado Mayor del Frente Revolucionario Antiimperialista (FRA), constituido por
el PCB representado por Jorge Sattori; el PCML por Froilán Aguilar Paredes y el
MIR por Mario Salinas Jaldín. Al arribo de Camacho a la Isla, Salinas pidió ser
reemplazado por Camacho. La fuga de Coati fue posible gracias a ese equipo de
conducción política, el espíritu rebelde y las ansias de libertad que impulsaron
a los prisioneros a enfrentar los altos riesgos para salir de la isla.
El 2 de
noviembre de 1972 tuvo lugar la fuga de la isla Coati, conocida también como
Isla del Diablo y por su nombre ancestral Isla de la Luna, importante centro
ceremonial en la época del Incario.
El Estado
Mayor del FRA elaboró el plan de fuga en el que cada partido tenía asignado
roles específicos y definidos. En la preparación de los detalles jugó un rol
importante que contribuyó definitoriamente al éxito, un preso incomunicado,
Luis Vélez Serrano, “Popeche”, que estando recluido en el edificio de la
gobernación pudo observar, y luego informar, cómo estaba organizada la
vigilancia interna de la gobernación, las actividades rutinarias del
gobernador, coronel de Policía Jaime Burgoa, y del jefe de Seguridad, teniente
de Policía Wálter Trujillo, con el que “Popeche”, mantenía una relación
amistosa,
Se fijó
el 1 de noviembre para ejecutar la operación, más, un cúmulo de factores
imponderables forzó su postergación. El siguiente día las circunstancias se
presentaron más favorables, tomando ventaja de la flexibilidad del plan y la
experiencia recogida el día anterior.
A las
14:00 horas Alfonso Camacho, miembro del Estado Mayor del FRA, solicitó al
gobernador la concesión de permiso para jugar un partido de fútbol entre presos
y guardias, con lo que se logró neutralizar 11 guardias; por otra parte, la devaluación
monetaria dispuesta por el gobierno días antes, provocó manifestaciones de los
trabajadores fabriles en La Paz, motivo por el que fueron trasladados a dicha
ciudad, en calidad de refuerzo otros 11 guardias, dejando solamente alrededor de
18 guardias en la isla.
Mientras
transcurría el partido, al grito de “¡Banzer ha caído! ¡Viva la Libertad!” se
logró detener al gobernador, inhabilitar a los guardias, apoderarse del
armamento, destruir el equipo de comunicación de la gobernación y tomar control
de la isla, cuyos habitantes, para celebrar el Día de Difuntos, habían
preparado actividades en homenaje a sus parientes fallecidos y recibiendo a
familiares que llegaron a la isla para participar en las celebraciones, razón
por la que se hallaban anclados 8 botes
a vela, con capacidad para 6 personas cada uno, y una lancha a motor que
permitieron embarcar rápidamente a 71 presos políticos y al secuestrado
gobernador, obligando a los balseros a tomar rumbo hacia la bahía de Sampaya,
ubicado frente a Coati.
Después
de varias horas atravesando el lago picado por el viento tocaron tierra ya
caída la noche. El grupo se dirigió hasta una de las cumbres de la península de
Copacabana, desde donde vieron tres enormes fogatas que los guardias de Coati
habían encendido para alertar de lo sucedido. Enfilaron hacia al poblado de
Tinicachi, fronterizo con el Perú, guiados por el primitivo instinto de
preservación, sobreponiéndose a los efectos de la extrema altitud, el gélido
frío nocturno, la casi total oscuridad y la persecución que empezó a pisar sus
talones. Marcharon hasta el pueblo de Yunguyo donde se entregaron a la Policía
de Investigaciones del Perú (PIP), 67 fugados, siendo liberado el gobernador de
Coati. Habían sido recapturados 4 compañeros.
La noche
del 5 de noviembre fueron trasladados a Puno y en la madrugada del 6 al
aeropuerto de Juliaca desde donde, en un avión Hércules de la Fuerza Aérea
Peruana, arribaron al Puerto del Callao. Una vez en Lima, fueron identificados
en un cuartel de la PIP y comenzaron tratativas para obtener asilo definitivo
ya que el Perú sólo concedió asilo de tránsito. Chile rehusó y otras
posibilidades tampoco progresaron satisfactoriamente. Finalmente, una aeronave
de Cubana de Aviación los recogió del aeropuerto “Jorge Chávez” de Lima, para
embarcarse rumbo a La Habana,
El 6 de
noviembre, cerca de las 20:00 horas, el contingente de fugados de Coati arribó
al aeropuerto “José Martí” donde fueron recibidos por autoridades del gobierno
y una multitudinaria concentración de ciudadanos portando gigantescas pancartas
y saludos revolucionarios, además de unos 200 corresponsales internacionales y
cubanos, periodistas ansiosos de cubrir la historia de la espectacular fuga que
habían propiciado los presos políticos encarcelados por el régimen de Banzer.
En La Habana los fugados se enteraron que su escape había tenido un impacto internacional,
dejando en ridículo y propinando un revés humillante a la prepotente dictadura
banzerista.
El
impacto resultante de la fuga fue un duro golpe asestado a la dictadura que
siempre había negado la existencia de prisioneros políticos; la fuga de Coati
representó un desmentido categórico a dichas negativas.
EPILOGO
Estando
en La Habana, Alfonso Camacho Peña estudió a profundidad la historia de Cuba, lo
cual le dio una base histórica que le sirvió para contribuir positivamente a la
formulación del “entronque histórico” que fue el discurso que le permitió al
MIR construir la UDP y derrotar a las dictaduras militares.
De Cuba,
tras un periplo por Europa cumpliendo tareas partidarias, se incorporó al
Comité Regional de Lima de donde ingresó clandestinamente en 1977 para
participar de la Cuarta Dirección Nacional Clandestina del MIR y ser designado jefe
del Comando Electoral del MIR para las elecciones de 1978, tarea desarrollada
exitosamente ya que significó la primera victoria de la UDP, aunque empañada
por el fraude de Pereda.
En las
elecciones de 1980 fue elegido Senador por el Departamento de Cochabamba, cargo
que no pudo desempeñar por el advenimiento del sangriento golpe de García Meza
que lo condenó nuevamente a la clandestinidad.
El
asesinato de los dirigentes del MIR el 15 de enero de 1981 lo encontró en el
Perú donde había participado del famoso seminario de Lima, circunstancia que no
le permitió a Camacho volver al país inmediatamente, sino que lo llevó a
cumplir nuevas misiones en el campo internacional como la participación en
representación del Gobierno Clandestino de Unidad Nacional presidido por el Dr.
Siles Suazo, ante la Conferencia de los Países No alineados en Nueva Delhi,
India.
En mayo
de 1982 retornó clandestinamente a Bolivia para integrarse a la sexta Dirección
Nacional Clandestina del MIR, desde la cual contribuyó decisivamente a la
derrota del militarismo y el establecimiento de la democracia.
En el
primer gobierno de la democracia contemporánea instalado el 10 de octubre de
1982, Alfonso Camacho ocupó las funciones de Ministro de Educación y Cultura
del gobierno de la UDP, cargo que ocupó en dos oportunidades.
El 14 de
noviembre de 1990 fue declarado Hijo predilecto de Tarata, engrosando la lista
de tarateños notables protagonistas de importantes hechos históricos en el
país. Posteriormente, durante el gobierno de Carlos Mesa en 2003 ocupó el cargo
de Prefecto del Departamento de Cochabamba.
En 2018, luego
de un arduo trabajo colectivo, presentó junto a otros compañeros, "Testimonio
y legado”, libro que reúne la historia del MIR histórico.
Finalmente,
en enero de 2020 Alfonso Camacho falleció por complicaciones de la
insuficiencia renal que, años antes, le había llevado a recibir dos trasplantes
de riñón, uno de su hermano Peter y otro de su hija Inés. Partió al cielo fiel
a su vocación, manteniendo firme su rechazo al autoritarismo, defendiendo el
legado de la generación que instauró en Bolivia el proceso democrático más
largo de la historia de nuestra República.
Cochabamba, 13 de septiembre de 2020, (día de su cumpleaños).
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