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domingo, 29 de octubre de 2017

“QUIÉN TE PROPUSO EL REFERÉNDUM ES EL TRAIDOR...”


En la última escena de la película “el Padrino I”, Vito Corleone alerta a su hijo menor Michael, ya convertido en Don, sobre el peligro de una traición en su entorno: “Barzini te invitará a una reunión con alguien de tu absoluta confianza, garantizando tu absoluta seguridad y en ese encuentro serás asesinado… recuerda, quién te proponga la reunión con Barzini es el traidor, no lo olvides.”

Cuando Evo Morales convocó al referéndum del 21 de febrero de 2016, lo hizo convencido que lograría el voto mayoritario para reformar el art. 168 de la Constitución Política del Estado y se habilitaría legalmente para una nueva re-postulación a la presidencia. Es probable que su convencimiento haya estado reforzado por el 61,36 % que había obtenido en las elecciones del 12 de octubre de 2014, porcentaje que fue posible por la dispersión de la disminuida oposición y el férreo control masista del Tribunal Electoral.

Sin embargo, resulta extraño que Evo y la cúpula masista no hubieran percibido su desgaste, el mismo que se había manifestado a partir de las elecciones judiciales de octubre de 2011, en las que la ciudadanía les propinó una soberana derrota votando nulo y blanco en más del 60%. En el censo nacional de población y vivienda de noviembre de 2012 se acentuó la tendencia ya que la intención del masismo era lograr que la mayoría del pueblo se identificara perteneciente a algún pueblo indígena para utilizar luego el dato como argumento legitimador de su dominación; pero, el pueblo mayoritariamente, 58%, decidió no identificarse con ningún pueblo indígena, derrotando la intencionalidad masista.

Posteriormente se expresó con mayor nitidez la tendencia decreciente del masismo en las elecciones departamentales y municipales de marzo de 2015 donde, a pesar de lograr seis gobernaciones, perdieron las alcaldías de los municipios más grandes, bajando su votación al 41%, pese a la campaña del presidente Evo Morales, el despliegue propagandístico y la manipulación del Tribunal Electoral que anuló a potenciales candidatos ganadores y torció ilegalmente los resultados.

A pesar de estos síntomas, alguien “propuso” al presidente Morales convocar al referéndum del 21 de febrero de 2016, convenciéndole de que era el momento propicio para cambiar la constitución, propósito en el que todo el gobierno se empeñó esforzadamente. Alguna gente intentó persuadir al presidente para que desistiera del referéndum, pero, tercamente los masistas labraron su derrota frente a una ciudadanía que le dijo un rotundo NO con efecto vinculante y que lo deja sin ningún recurso legal.

Considerando el callejón sin salida al que le ha conducido la derrota estratégica del 21 de febrero, bueno sería que, a tiempo de retirarse por la puerta ancha por la que entró al gobierno, --y rechazando la tentación de los ilegales caminos que le están proponiendo los mismos que le propusieron el referéndum--, en una autocrítica sincera, el presidente Morales y su equipo directivo, asesores cubanos y venezolanos incluidos, se pregunten de donde salió la iniciativa. Entonces tomará sentido la frase de Vito Corleone: “quién te propuso el referéndum es el traidor”.

viernes, 6 de octubre de 2017

¿CONVOCARÁ EVO A UNA NUEVA CONSTITUYENTE?


Si el Tribunal Electoral no accediera a colocar la opción NINGUNO en la papeleta de las próximas elecciones judiciales, el rechazo a través del voto nulo y blanco se perfila contundente
Cuando el presidente de Venezuela Nicolás Maduro perdió las elecciones legislativas y se instaló una Asamblea Legislativa mayoritariamente opositora a su Gobierno, parecía que los días del régimen madurista estaban contados. Sin embargo, esa mayoría opositora, lejos de administrar la nueva correlación de fuerzas, repitió un viejo error. Rechazó el desafío electoral de Maduro para ir a una Asamblea Constituyente dejándole el campo libre para que constituya un poder copado totalmente por el madurismo con capacidad de neutralizar a la Asamblea Legislativa y por tanto revertir la victoria de la oposición.
En Bolivia, las derrotas sufridas en las elecciones judiciales y en el referéndum del 21 F son indicadores del cambio en la correlación de fuerzas y la pérdida de la legitimidad de que gozaba el presidente Morales al principio de su gestión. Ello ha puesto en cuestión su anunciada pretensión continuista de re-re-re-elección, ya que más allá de las chicanas jurídicas con las que el próximo Tribunal Constitucional podrían posibilitar una ilegal re-postulación, Evo Morales ya no tiene la convocatoria electoral que otrora le dio los dos tercios en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
De ahí que el presidente Morales, viéndose en el espejo venezolano, entiende que necesita desesperadamente ganar alguna consulta popular que le reposicione como candidato ganador y supere el resultado negativo del 21 F. Eso los ha llevado a barajar la posibilidad de un referéndum por iniciativa popular, o en su caso, siguiendo el modelo de Maduro, la convocatoria a una nueva Asamblea Constituyente.
Pero Bolivia no es Venezuela y el pueblo boliviano tiene la experiencia de haber derrotado a las dictaduras militares más duras sin hacer uso de la violencia, sino con la firmeza de su resistencia y su apego al sistema democrático. Por ello, los desafíos electorales que baraja el evismo no causan temor en la ciudadanía que más bien se apresta a asistir masivamente a las urnas para consolidar la decisión mayoritaria expresada en el referéndum del 21 F: un saludable cambio democrático de presidente, vicepresidente, parlamentarios, magistrados, defensor del pueblo, etc.
En consecuencia, si el Tribunal Electoral no accediera a colocar la opción NINGUNO en la papeleta de las próximas elecciones judiciales, el rechazo a través del voto nulo y blanco se perfila contundente. Si Evo Morales convocara a un nuevo referéndum para su re-postulación, el pueblo ratificará su rechazo en las urnas; y si convocara a una Asamblea Constituyente, la ciudadanía estará presente masivamente para corregir los excesos constitucionales del evismo.