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viernes, 6 de octubre de 2017

¿CONVOCARÁ EVO A UNA NUEVA CONSTITUYENTE?


Si el Tribunal Electoral no accediera a colocar la opción NINGUNO en la papeleta de las próximas elecciones judiciales, el rechazo a través del voto nulo y blanco se perfila contundente
Cuando el presidente de Venezuela Nicolás Maduro perdió las elecciones legislativas y se instaló una Asamblea Legislativa mayoritariamente opositora a su Gobierno, parecía que los días del régimen madurista estaban contados. Sin embargo, esa mayoría opositora, lejos de administrar la nueva correlación de fuerzas, repitió un viejo error. Rechazó el desafío electoral de Maduro para ir a una Asamblea Constituyente dejándole el campo libre para que constituya un poder copado totalmente por el madurismo con capacidad de neutralizar a la Asamblea Legislativa y por tanto revertir la victoria de la oposición.
En Bolivia, las derrotas sufridas en las elecciones judiciales y en el referéndum del 21 F son indicadores del cambio en la correlación de fuerzas y la pérdida de la legitimidad de que gozaba el presidente Morales al principio de su gestión. Ello ha puesto en cuestión su anunciada pretensión continuista de re-re-re-elección, ya que más allá de las chicanas jurídicas con las que el próximo Tribunal Constitucional podrían posibilitar una ilegal re-postulación, Evo Morales ya no tiene la convocatoria electoral que otrora le dio los dos tercios en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
De ahí que el presidente Morales, viéndose en el espejo venezolano, entiende que necesita desesperadamente ganar alguna consulta popular que le reposicione como candidato ganador y supere el resultado negativo del 21 F. Eso los ha llevado a barajar la posibilidad de un referéndum por iniciativa popular, o en su caso, siguiendo el modelo de Maduro, la convocatoria a una nueva Asamblea Constituyente.
Pero Bolivia no es Venezuela y el pueblo boliviano tiene la experiencia de haber derrotado a las dictaduras militares más duras sin hacer uso de la violencia, sino con la firmeza de su resistencia y su apego al sistema democrático. Por ello, los desafíos electorales que baraja el evismo no causan temor en la ciudadanía que más bien se apresta a asistir masivamente a las urnas para consolidar la decisión mayoritaria expresada en el referéndum del 21 F: un saludable cambio democrático de presidente, vicepresidente, parlamentarios, magistrados, defensor del pueblo, etc.
En consecuencia, si el Tribunal Electoral no accediera a colocar la opción NINGUNO en la papeleta de las próximas elecciones judiciales, el rechazo a través del voto nulo y blanco se perfila contundente. Si Evo Morales convocara a un nuevo referéndum para su re-postulación, el pueblo ratificará su rechazo en las urnas; y si convocara a una Asamblea Constituyente, la ciudadanía estará presente masivamente para corregir los excesos constitucionales del evismo.

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