Si el Tribunal Electoral no accediera a colocar la opción
NINGUNO en la papeleta de las próximas elecciones judiciales, el rechazo a
través del voto nulo y blanco se perfila contundente
Cuando el presidente de
Venezuela Nicolás Maduro perdió las elecciones legislativas y se instaló una
Asamblea Legislativa mayoritariamente opositora a su Gobierno, parecía que los
días del régimen madurista estaban contados. Sin embargo, esa mayoría
opositora, lejos de administrar la nueva correlación de fuerzas, repitió un
viejo error. Rechazó el desafío electoral de Maduro para ir a una Asamblea
Constituyente dejándole el campo libre para que constituya un poder copado
totalmente por el madurismo con capacidad de neutralizar a la Asamblea
Legislativa y por tanto revertir la victoria de la oposición.
En Bolivia, las derrotas
sufridas en las elecciones judiciales y en el referéndum del 21 F son
indicadores del cambio en la correlación de fuerzas y la pérdida de la
legitimidad de que gozaba el presidente Morales al principio de su gestión.
Ello ha puesto en cuestión su anunciada pretensión continuista de re-re-re-elección,
ya que más allá de las chicanas jurídicas con las que el próximo Tribunal
Constitucional podrían posibilitar una ilegal re-postulación, Evo Morales ya no
tiene la convocatoria electoral que otrora le dio los dos tercios en la
Asamblea Legislativa Plurinacional.
De ahí que el presidente
Morales, viéndose en el espejo venezolano, entiende que necesita
desesperadamente ganar alguna consulta popular que le reposicione como
candidato ganador y supere el resultado negativo del 21 F. Eso los ha llevado a
barajar la posibilidad de un referéndum por iniciativa popular, o en su caso,
siguiendo el modelo de Maduro, la convocatoria a una nueva Asamblea
Constituyente.
Pero Bolivia no es Venezuela
y el pueblo boliviano tiene la experiencia de haber derrotado a las dictaduras
militares más duras sin hacer uso de la violencia, sino con la firmeza de su
resistencia y su apego al sistema democrático. Por ello, los desafíos
electorales que baraja el evismo no causan temor en la ciudadanía que más bien
se apresta a asistir masivamente a las urnas para consolidar la decisión
mayoritaria expresada en el referéndum del 21 F: un saludable cambio
democrático de presidente, vicepresidente, parlamentarios, magistrados,
defensor del pueblo, etc.
En consecuencia, si el
Tribunal Electoral no accediera a colocar la opción NINGUNO en la papeleta de
las próximas elecciones judiciales, el rechazo a través del voto nulo y blanco
se perfila contundente. Si Evo Morales convocara a un nuevo referéndum para su
re-postulación, el pueblo ratificará su rechazo en las urnas; y si convocara a
una Asamblea Constituyente, la ciudadanía estará presente masivamente para
corregir los excesos constitucionales del evismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario