(Fragmento del libro: Testimonio y Legado)
Antonio Araníbar y Jaime Paz, en
su refugio en casa de Marcel Ramírez, se reunieron con Alfonso Camacho, reunión
en la que se informó la salida de Jorge Ríos y René Zabaleta a Chile. El debate
se centró en el quehacer inmediato del CIR-MIR que, tras su reunión fundacional
del 25 de mayo, había sido obligado a clandestinizarse. Se analizó la
disyuntiva si el trabajo clandestino de Araníbar y Paz Zamora en el país
resultaría más productivo o su partida al exilio. Asimismo, se encargó a
Alfonso Camacho la coordinación general y se discutió mecanismos para evitar la
dispersión de la militancia. Se le encargó específicamente la tarea de
organizar reuniones con los tres grupos constitutivos del CIR-MIR. A sugerencia
de Jaime Paz la primera consulta se haría con el grupo de los marxistas independientes.
El 25 de agosto Alfonso Camacho
se reunió con el grupo de los Marxistas Independientes, estando presentes
Carmen Pereira, Sebastián “Sebas”, María Esther Ballestaet “la Negra Petete” y
Alain, compañero de nacionalidad francesa residente en Bolivia durante el
proceso previo a la constitución del MIR. Alfonso Camacho puso en consulta, por
una parte, la pertinencia de la permanencia de Toño y Jaime en Bolivia o la
conveniencia de su salida al exilio y, por otra, la coordinación de las tareas
del CIR-MIR en la clandestinidad. “Sebas” fue el primero en responder diciendo:
Miren compañeros, todo el mundo está pelando (escapando) para el extranjero lo
cual no es bueno y directamente planteó que ésta es la gran oportunidad de
construir un partido y hay que quedarse. Continuó, dirigiéndose a Camacho: Es
importante que lleves este mensaje y digas a Jaime y Toño que deben decidir que
nos quedamos, ya que es un momento fundamental para el accionar político.
Respecto a las tareas de coordinación que deben hacerse entre los grupos,
“Sebas” acotó: No creo que deba ser el trabajo de Alfonso Camacho sino más bien
hay que aprovechar que todavía están presentes en el país los dirigentes,
quienes deben reunirse para en conjunto decidir lo que debe hacerse en el
futuro, por tanto, mi sugerencia —terminó “Sebas”— es que se haga un esfuerzo
para tener una reunión y se acuerde el tipo de mecanismo de coordinación que
deba crearse, ya que es una decisión que la deben tomar los grupos políticos
constitutivos del CIR-MIR.
Esa posición fue respaldada por
Carmen Pereira, añadiendo que, pese a los peligros, se hace necesario que haya
una conducción que permita lo que en el fondo se había propuesto el CIR-MIR: construir
un partido de dirección del pueblo boliviano. Igual posición expresó María
Esther Ballestaet.
Camacho transmitió inmediatamente
a Araníbar y Paz la posición de este núcleo. Ambos coincidieron en lo acertado
de las recomendaciones del grupo de Marxistas Independientes e inmediatamente
decidieron efectuar una reunión con los tres núcleos, fijándose la misma para
el martes 7 de septiembre. Encargaron su organización a Marcel Ramírez y
Alfonso Camacho, ya que éstos, por trabajar en la Universidad Católica
Boliviana (UCB)92, tenían una cobertura sólida; además, con ayuda de los
alumnos del Centro de Estudiantes de la UCB se podía contactar a los compañeros
con mayor efectividad y citarlos a la reunión. Se fijó como lugar ideal la
Parroquia de Cristo Rey, donde vivía un sacerdote progresista y tenía un ambiente
adecuado para la reunión.
La diligente gestión de los
miembros del Centro de Estudiantes de la católica logró el contacto con Dulfredo
Rúa Bejarano y Carlos Guzmán, los dos del Grupo Espartaco, asimismo, se
notificó a Óscar Eid, quien se encontraba oculto en la casa de los padres
jesuitas de La Paz. Ponerse en contacto con Ricardo Navarro, fue tarea
dificultosa para Marcel Ramírez, pues estaba eficazmente protegido por su familia.
Finalmente, una de las hermanas de Ricardo, después de consultar con él, facilitó
su encuentro.
Por los marxistas independientes
estuvieron “Sebas” y Alain y, ya iniciada la reunión, se incorporó María Esther
Ballestaet. Además, participaron Alfonso Camacho, Marcel Ramírez, Antonio Araníbar
y Jaime Paz.
Para que la reunión tenga el
marco de seguridad apropiado, media hora antes de la hora pactada —10 de la
mañana— Marcel Ramírez y Alfonso Camacho llegaron a la parroquia de Cristo Rey.
Los compañeros del Centro de Estudiantes de la UCB, que habían llegado antes,
reportaron la presencia del grupo Los Marqueses, sospechando que serían “buzos”
del Ministerio del Interior. Rápidamente se tomó la decisión de trasladar la
reunión a la casa de uno de los estudiantes de la UCB ubicada en la calle
Jaimes Freyre, más o menos a dos cuadras de la parroquia.
Este cambio se realizó pronta y
eficazmente. Se inició la reunión con la lectura de un documento preparado por
Antonio Araníbar y Jaime Paz que contenía un análisis de la situación política,
enfatizando que el 21 de agosto se había sufrido una grave derrota política y
militar, tanto del movimiento obrero y popular como de los partidos políticos
de izquierda. Derrota que tenía mucho que ver con las posiciones radicales
adoptadas por los partidos presentes en la Asamblea Popular incluyendo al MIR.
De esta forma, decía el documento, se había producido lo que tanto se temía: el
advenimiento del grupo fascista de las Fuerzas Armadas desplegando una represión
brutal que obligaba a tomar los máximos cuidados para no ser víctimas.
Concluida la lectura, el primero
en hablar fue Dulfredo Rúa, manifestando su acuerdo con el contenido del
documento, remarcando que era una evaluación preliminar; pasó a analizar la naturaleza
del gobierno, se trataba de una dictadura sanguinaria y no debía caber equívoco
con respecto a esa caracterización. Apoyando el tenor del análisis presentado,
expresó que, a pesar de las circunstancias, se debía construir el instrumento
de dirección política para la Revolución, aunque la acción política debía
desarrollarse de manera muy sigilosa para eludir los mecanismos represivos,
esas eran las circunstancias y la acción a desarrollarse debía considerar las limitaciones.
Finalmente informó que su domicilio fue asaltado y que su familia vivía
momentos muy difíciles por lo que pidió permiso para asilarse.
Tomó la palabra “Sebas”,
ratificando los puntos de vista expresados en la reunión preliminar entre
Camacho y el grupo de Marxistas Independientes, esta era la gran oportunidad
para construir un Partido Revolucionario: había que quedarse en Bolivia, enfrentar
la situación y construir, aún en las peores condiciones, el Partido
Revolucionario.
Tras intercambiar análisis
políticos coyunturales y perspectivas futuras, se tomó las siguientes
decisiones:
1°. Nombrar una “Dirección” con
Antonio Araníbar y Jaime Paz, en calidad de responsables políticos, constituida
además por Óscar Eid y Ricardo Navarro. Esta Dirección Nacional Clandestina
(DNC), sería fortalecida con personas a ser nombradas posteriormente.
2°. El 7 de septiembre de 1971
debía considerarse como día de la fundación del MIR ya que no era posible, como
estaba estipulado en el documento constitutivo del CIR-MIR, convocar a un congreso.
En consecuencia, esa DNC tenía carácter temporal mientras pueda reunirse un
congreso que nombre una dirección definitiva.
3°. La construcción del partido
revolucionario se haría en Bolivia y no en el exilio, debiendo permanecer su
Dirección en territorio boliviano.
4°. La Dirección era funcional y
colegiada, no tenía jefe, en actitud contrapuesta al caudillismo tradicional en
la historia de los partidos políticos.
Se informó que Adalberto Kuajara
estaba asilado en la embajada de México, al igual que Pablo Ramos. Finalmente,
se consideraron las solicitudes de Dulfredo Rúa y Carlos Guzmán, autorizándose
a ambos acudir al exilio voluntario. Fueron estas las decisiones de esa
histórica reunión del 7 de septiembre de 1971.
Sobre este acto fundacional
Antonio Araníbar expresa: el día de la fundación, el 7 de septiembre del 71,
adoptamos los fundadores del MIR la definición que en ninguna circunstancia la
Dirección Nacional del MIR podría ejercerse desde fuera del territorio nacional
y que los dirigentes nacionales del MIR serían los que estuviéramos en la lucha
clandestina en el país.
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